Cuerpo en movimiento: formas alternativas para el autoconocimiento y el trabajo corporal
ANTIGIMNASIA: una propuesta para liberar el cuerpo de tensiones
La terapeuta francesa Therése Bertherat
explica cómo funciona su técnica de conocimiento y movilización
corporal. También un panorama de métodos alternativos, como pilates,
streching y reeducación postural-
Nuestro cuerpo es nuestra casa. Sin embargo, no tenemos plena
conciencia de él, no sentimos las relaciones entre sus diferentes partes
e ignoramos totalmente cómo lo movemos. Adquirimos un repertorio mínimo
de movimientos que repetimos durante toda nuestra vida sin entender que
sólo representan una pequeñísima muestra de nuestras posibilidades. La
antigimnasia se propone entrar en contacto con el cuerpo y sus
potencialidades para liberarlo de las tensiones y retracciones en que se
tradujeron los acontecimientos de la vida desde el día del nacimiento
hasta el presente."
Con una certeza inconmovible, Therése Bertherat articula los engranajes
del método que creó en Francia en la década del 70 y hoy cuenta con
centros en varios países de Europa y Brasil. Una visita fugaz por Buenos
Aires inició al primer grupo de discípulos argentinos: fisioterapeutas,
trabajadores corporales y psicólogos dispuestos a incorporar la
metodología de la antigimnasia entre sus herramientas terapéuticas.
"Todo está escrito en el cuerpo", dice con firmeza esta mujer
acostumbrada a defender sus conocimientos contra viento y marea. Y
aunque no se cansa de repetir que la antigimnasia trabaja sobre bases
anatómicas y fisiológicas muy concretas, afirma que es imposible olvidar
que el ser humano es una integridad psicofísica.
Un registro de vivencias
"El cuerpo y el espíritu, lo psíquico y lo físico, la fuerza y la
debilidad representan no la dualidad del ser, sino su unidad. A veces
vemos personas de 50 años que siguen sufriendo por dolores que arrastran
desde la cuna, son sufrimientos de los primeros meses o años de vida
que se traducen en inhibiciones musculares, porque los músculos tienen
un estricto registro de todas nuestras vivencias."
Una visión de conjunto, del cuerpo como unidad física integrada y a la
vez indiscriminado del psiquismo, es el soporte ideológico de su
pensamiento, opuesto a la "medicina occidental, que estudia al cuerpo
fragmentado".
Para comprender por qué su método se define por lo que no es, con un
anti que le da identidad, es necesario aclarar de quién depende
diferenciarse. Tal como Bertherat relata en su primer libro (El cuerpo
tiene sus razones. Autocura y antigimnasia, Ed. Paidós), disconforme con
los procedimientos "mecanicistas y crueles" de la gimnasia médica
clásica en la que se formó originalmente, llegó hasta Françoise
Mezieres, una terapeuta francesa que la introdujo en lo que sería el
concepto central de su teoría: el dominio tiránico que la cadena
muscular posterior mantiene sobre el cuerpo.
Se trata de un conjunto de músculos completamente articulados que se
inician en la nuca y se prolongan a lo largo de toda la parte posterior
del cuerpo hasta los pies. Therése Bertherat define la cadena muscular
posterior, con ironía, como un "tigre que vive agazapado en los músculos
de la parte de atrás del cuerpo: la espalda, pero t
Su primacía sobre la mitad anterior del cuerpo es tan terminante, según
esta teoría, que se puede responsabilizarla de la mayor parte de las
patologías del sistema musculoesquelético. Si a una persona le duele la
espalda, no es por falta de fuerza, como habitualmente se supone, sino
todo lo contrario, es por exceso de fuerza: los músculos posteriores
trabajan demasiado. Sin parar tiran hacia ellos y no dejan ninguna
oportunidad a los músculos de la parte delantera de hacer lo que deben.
"Este desequilibrio entre la parte de adelante y la de atrás de nuestro
cuerpo lo hemos heredado de nuestros ancestros, las serpientes, que sólo
tienen músculos en la espalda. Pero nosotros, humanos, vivimos de pie y
para guardar nuestro equilibrio, nuestros músculos de la espalda han
debido contraerse, crisparse. El único remedio a nuestra condición de
bípedos es aprender a adiestrar a nuestro tigre. Llegar a ser su propio
domador es una de las metas de la antigimnasia", define Bertherat.
Las clases son grupales, se prolongan durante 90 minutos y se organizan
en ciclos de diez sesiones, que cada participante decide o no renovar. A
la información sobre el funcionamiento de la musculatura posterior le
sigue una serie laboriosa de movimientos precisos que propagan la
capacidad de movimientos a la geografía de todo el mapa corporal.
Sin embargo, la palabra, la reflexión, la expresión de las sensaciones y
de las emociones también tienen un espacio reservado en las clases.
Aunque asegura que personalmente preferiría delimitar su trabajo al
campo de la fisiología, la creadora de la técnica prefiere ser honesta
consigo misma y enfrentar la realidad que sus pacientes le han enseñado
durante años: las movilizaciones corporales provocan movilizaciones
emocionales: la gente ríe, llora, libera las historias que fueron
escribiendo sobre su cuerpo y quedaron aprisionadas bajo la forma de
"escudos, corazas que lo dejan rígido. Y si no tenemos en cuenta estas
formas de defensa que produce el cuerpo podemos trabajar con la mejor
técnica corporal, pero los efectos que vamos a lograr no serán
duraderos".
Su propuesta, no obstante, no apunta a tratar los conflictos emocionales
subyacentes, sino apenas a contener la catarata emocional que puede
desplegar el trabajo corporal. "Tenemos que entender que si alguien
logra moverse de otra manera y libera las ansiedades ocultas detrás de
esas corazas musculares, probablemente querrá hacer otra vida, empezar
de nuevo. Pero no debemos olvidar que mi propuesta es de autocuración.
Nosotros no curamos a nadie. Los pacientes se curan solos."
Tal como dice en el libro que funciona como guía de los seguidores de la
antigimnasia: "Hay una casa que lleva su nombre. Usted es el único
propietario, pero hace mucho tiempo que ha perdido las llaves. Sin
embargo, es posible encontrar las llaves de nuestro cuerpo, tomar
posesión de él, habitarlo al fin, para hallar la vitalidad, la salud y
la autonomía a las que tenemos derecho".
ambién la nuca, los
lumbares, las nalgas, la parte de atrás de los muslos y de las dos
piernas, debajo de los dos pies y de los diez dedos".
documento por Por Tesy De Biase Para LA NACION
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