La antigimnasia se realiza a través de movimientos que ayudan a liberar tensiones; es un procedimiento
pedagógico, en el que guiadas por sus sensaciones las personas aprenden a
reconocer y remontar sus limitaciones.
Creada en la década de los 70 por la fisioterapeuta francesa Thérèse Bertherat, la antigimnasia se basa en el movimiento lento y consciente de los músculos posteriores del cuerpo,
es decir, los que están detrás de la cabeza y de las piernas, en la
espalda y la nuca, para relajarlos y equilibrar su tono con los músculos
de adelante.
Según Bertherat, la cadena muscular
posterior actúa como un tigre vivo, potente y astuto que se aferra a la
espalda con todas sus garras y puede hacer daño. El remedio para
mantenernos de pie es conservar la flexibilidad y utilizar nuestras
potencialidades para sentir el cuerpo de manera adecuada.
Los adeptos a esta práctica dice que la
antigimnasia mejora problemas como la frigidez y la impotencia, mediante
la relajación y contracción de los músculos. Se puede practicar a
cualquier edad, el único requisito es poder sentarse, ponerse de pie y
tumbarse boca arriba.
Eso sí, para que sea efectiva se debe hacer una vez a la semana durante dos horas o una vez al mes durante cuatro horas.
Beneficios de la antigimnasia
Se ganan algunos centímetros:
Debido a que la técnica consiste en una serie de ejercicios de
estiramiento, es posible ganar con la práctica unos centímetros de
altura.
Mejora la postura corporal:
Parte de la práctica está encaminada a generar conciencia de la
posición del cuerpo, especialmente de la espalda, lugar donde se
concentra la mayoría de las tensiones.
Disminuye el estrés: La expresión de emociones es un canal que nos ayuda a eliminar aquellos sentimientos que nos afectan físicamente.
Balance entre el peso y la talla corporal: Si se realiza la rutina de forma juiciosa se pueden quemar calorías y lograr un equilibrio ideal entre peso y altura.
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