jueves, 12 de enero de 2012

La antigimnasia se realiza a través de movimientos que ayudan a liberar tensiones; es un procedimiento pedagógico, en el que guiadas por sus sensaciones las personas aprenden a reconocer y remontar sus limitaciones.

Creada en la década de los 70 por la fisioterapeuta francesa Thérèse Bertherat, la antigimnasia se basa en el movimiento lento y consciente de los músculos posteriores del cuerpo, es decir, los que están detrás de la cabeza y de las piernas, en la espalda y la nuca, para relajarlos y equilibrar su tono con los músculos de adelante.

Según Bertherat, la cadena muscular posterior actúa como un tigre vivo, potente y astuto que se aferra a la espalda con todas sus garras y puede hacer daño. El remedio para mantenernos de pie es conservar la flexibilidad y utilizar nuestras potencialidades para sentir el cuerpo de manera adecuada.

Los adeptos a esta práctica dice que la antigimnasia mejora problemas como la frigidez y la impotencia, mediante la relajación y contracción de los músculos. Se puede practicar a cualquier edad, el único requisito es poder sentarse, ponerse de pie y tumbarse boca arriba.
Eso sí, para que sea efectiva se debe hacer una vez a la semana durante dos horas o una vez al mes durante cuatro horas.

Beneficios de la antigimnasia

Se ganan algunos centímetros: Debido a que la técnica consiste en una serie de ejercicios de estiramiento, es posible ganar con la práctica unos centímetros de altura.

Mejora la postura corporal: Parte de la práctica está encaminada a generar conciencia de la posición del cuerpo, especialmente de la espalda, lugar donde se concentra la mayoría de las tensiones.

Disminuye el estrés: La expresión de emociones es un canal que nos ayuda a eliminar aquellos sentimientos que nos afectan físicamente.

 Balance entre el peso y la talla corporal: Si se realiza la rutina de forma juiciosa se pueden quemar calorías y lograr un equilibrio ideal entre peso y altura.

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